“Siempre he tenido la sensación de llegar tarde a casi todo lo que inicio. De estar perdiéndome lo mejor de mi mismo sin justificación alguna. Mi habilidad mayor ha consistido siempre en dilapidar mis contadas capacidades,…, por un absurdo capricho de relativizarlo todo, o a lo mejor porque han aparecido otras demandas más seductoras que al cruzarse en el camino me han impedido centrarme en lo que fuera que estaba haciendo. Nunca me creí a mi mismo ni me tomé demasiado en serio. Tan sólo en una ocasión me lo creí de verdad y resultó un fracaso”
Suscribiría casi palabra por palabra lo transcrito, pero con una pequeña matización: jamás, en mi caso, se me cruzaron en el camino otras demandas más seductoras; todas ellas lo fueron y las viví con idéntico aparente apasionamiento metida de lleno en ellas, pero, a pesar de mi implicación, desde la distancia más absolutas.
También yo tengo la sensación de llegar tarde a casi todo lo que inicio; es más, tengo la sensación firme de que a pesar de concluir lo que inicio mi interés real y profundo por ello está aún por llegar cuando yo físicamente me he ido.
Suscribiría casi palabra por palabra lo transcrito, pero con una pequeña matización: jamás, en mi caso, se me cruzaron en el camino otras demandas más seductoras; todas ellas lo fueron y las viví con idéntico aparente apasionamiento metida de lleno en ellas, pero, a pesar de mi implicación, desde la distancia más absolutas.
También yo tengo la sensación de llegar tarde a casi todo lo que inicio; es más, tengo la sensación firme de que a pesar de concluir lo que inicio mi interés real y profundo por ello está aún por llegar cuando yo físicamente me he ido.
3 comentarios:
¿Significa eso que no nos entregamos completamente? ¿Somos seres tan cerebrales que matamos los iniciales impulsos o los domesticamos hasta convertirlos en otra cosa?
Si la respuesta es sí, entonces nos iremos de esta vida sin haber comprendido ni sentido nada de lo importante. Y dado que somos contradictorios, cáusticos, pusilánimes y lectores deformados dedicaremos una prudente temporada a decidir qué es lo importante.
Ya ve, nos creíamos avezados aventureros y no llegamos a ser una simple máscara convincente.
Puede ser que sea como dice o, a lo peor, que guardamos nuestros sentimientos para el cuarto oscuro donde revelamos habitualmente nuestros negativos, o para que queden almacenados en el disco duro de nuestro ordenador, inaccesible siempre para los demás.
Si es así, resultaría imposible dejar de ser en lo exterior absolutamente cerebrales.
Es más, tampoco descartaría que simplemente tengamos cierto reparo a que se nos vea tal y como somos.
Acabo de leer una frase que me ha hecho que pensar, y se la trasmito:
"Mediante la lectura, mediante esa epidermis que cubría las diversas capas de mi vida, me mantenía en contacto con el mundo como a través de un traje protector. Este mundo suavizado por la lectura, distanciado por la lectura, destruido por la lectura, era mi mundo mendaz, pero aun así vivible y, de vez en cuando, casi tolerable." Kertész
¿Por qué la reproduzco? Ni idea. Quizás porque sé de su amor por la lectura.
jajaj...que bonito...le regalo mi frase amiga Isadora.
Yo me refería a que en general...las mujeres somos poco agresivas en cuanto a la violencia física...y que nos acostumbramos...por esa falta de violencia ...a hacernos fuertes y encagar los golpes de la vida...
Pero..no recuerdo realmente lo que queria decir ...jejeje...siempre comento en el instante y como me viene a la cabeza...
Interesante reflexión...besos
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