sábado, 19 de febrero de 2011

Ja soc aquí

Insatisfacción, divino tesoro. Somos así porque no seriamos capaces de ser de otra forma. Y lo peor de todo es que nos gusta, no porque nos guste, que no nos gusta del todo, sino para asegurarnos un mínimo de estabilidad emocional y seguir adelante, que ya es más de lo que somos capaces de aspirar.
Los idiotas del todo se miran al espejo con satisfacción. Los otros idiotas del todo se miran al espejo con irremisión, que debe ser lo mismo pero de sentido contrario. Y el resto de los idiotas ni siquiera nos miramos al espejo porque sería una señal inequívoca de que el futuro promete, poco, pero promete, y eso nos bastaría para seguir dando grandes bocanadas en nuestra contaminada pecera.
Insatisfacción no, ¡nunca! La medicinada paliativa y los productos homeopáticos que no garantizan nada, pero parecen prometer casi todo.
Adelante. Siempre adelante. ¿Cómo nos podríamos permitir el lujo de ir hacia atrás, con lo que ha sido nuestro pasado si fuéramos capaces de analizarlo con objetividad?
Sigo sin tener que decir nada, pero de vez en cuando siento la necesidad de dar una coz y poner la cabeza para no lastimar a nadie que no sea yo.
Y ahí está mi coz de hoy.
¿Adelante? ¡Que remedio!

No hay comentarios: